viernes, 8 de octubre de 2010

Estupidez

Encima había amanecido gris, estupendo, una razón más para quedarme tumbado en la cama bajo 15 kg de mantas, menuda tentación.
Hoy no quería conversaciones, ni fabricar bromitas de corta periodicidad, ni saludos efusivos, ni vestir colores alegres o de forma llamativa.
Tampoco me apetecía hablar con nadie, directamente, y menos con aquellas personas que suelen conseguir que el día no parezca gris, sino beige (siempre me ha gustado mucho menos, es como la degradación del marrón, igual que ocurre con el gris y el negro, y a decir verdad, ese me gusta mucho más).
Además había dormido demasiado, y me encontraba en un estado de aletargo mezclado con algo de pasotismo y un poco de apatía realmente repugnante.
Pero ¡oye! siempre acabo sonriendo, y lo peor es que no de manera hipócrita, sino que disfruto haciéndolo, acabo olvidando todo aquello que me pueda “deprimir”, acabo pasando de todo, siendo estúpidamente feliz y dedicando estupideces a la gente, a quienes parece hacerles estúpidamente felices esas estupideces.
Y de pronto me encuentro en un estado de estupidez continuo.
Pero bueno, ni el día ha sido tan gris porque no me ha dado la gana, ni me he “deprimido” tanto como pensaba, no hay razones para ello, y mi estúpido día ha sido gratificante, al contrario de lo que prometía ser.
Es lo mismo, mañana volveré a hacer estúpido todo, la rutina a veces te cura, aunque solo sea temporalmente.

1 comentario: